Piense en las siguientes dos imágenes o, lo que es lo mismo, entérese de lo que va a encontrar en Museo de lo inútil:
Un palimpsesto en el que se sobreponen las caligrafías y las lógicas narrativas de la telenovela, la ciencia, la filosofía, los videoclips, la oralidad, las películas, los chats, la novela, del cuento, la fábula, el periodismo y las historietas. A veces se confunden las palabras, las eras geológicas de la escritura, y aparecen en el mismo plano los indígenas guambianos del Cauca colombiano y Flash Gordon o Brick Bradford. Otras veces, solo por poner otros ejemplos entre muchos, Esopo escribe un libro de fábulas caleñas con animales tropicales, Julio Verne y Dios hablan por Chat o las siete narradoras de El Decamerón trabajan en un prostíbulo en Cali en el que se escucha a Mozart. Parece, también, que bajo un novela solemne que tiene inclinaciones filosóficas o sociológicas se hubiera escrito un texto irónico, lleno de humor negro, conscientemente banal.
Un ornitorrinco que, como sabemos, es un mamífero que pone huevos, tiene pico de pato, cola de castor y patas de nutria. Olivia es una niña que está en una silla de ruedas y, como el ornitorrinco, es difícil definirle una identidad estable. Mientras habla con su padre sobre toda su familia, haciendo un árbol genealógico extenso y diverso que se extiende hasta un posible futuro intergaláctico, va construyéndose a sí misma a partir de heterónimos que viven, cada uno a su manera, los puntos cruciales desde los cuales se marca una ruptura entre premodernidad, modernidad y posmodernidad, entre los viajes de los tatarabuelos, el mestizaje, La vuelta al mundo en ochenta días, un Dios que en el siglo XX abandona su omnipotencia y es tratado como analfabeta, las cirugías que devuelven la virginidad a las mujeres y los celulares.
Esta obra es una viaje global por los grandes temas del universo narrativo de Rodrigo Parra Sandoval: las maneras de definir la identidad, de escribir una biografía, la reflexión en torno al acto de escritura, el papel del lector, la función del narrador en un mundo democratizado, los sueños y la vigilia, la guerra en Colombia, el amor y el sexo entre la sacralización y la futilidad, el machismo, el sincretismo, la memoria, la crisis teológica y tecnológica de la modernidad y la banalización de la cultura. Un museo de lo inútil no puede ser, para que quede claro, un museo inútil.
Piense en las siguientes dos imágenes o, lo que es lo mismo, entérese de lo que va a encontrar en Museo de lo inútil:
Un palimpsesto en el que se sobreponen las caligrafías y las lógicas narrativas de la telenovela, la ciencia, la filosofía, los videoclips, la oralidad, las películas, los chats, la novela, del cuento, la fábula, el periodismo y las historietas. A veces se confunden las palabras, las eras geológicas de la escritura, y aparecen en el mismo plano los indígenas guambianos del Cauca colombiano y Flash Gordon o Brick Bradford. Otras veces, solo por poner otros ejemplos entre muchos, Esopo escribe un libro de fábulas caleñas con animales tropicales, Julio Verne y Dios hablan por Chat o las siete narradoras de El Decamerón trabajan en un prostíbulo en Cali en el que se escucha a Mozart. Parece, también, que bajo un novela solemne que tiene inclinaciones filosóficas o sociológicas se hubiera escrito un texto irónico, lleno de humor negro, conscientemente banal.
Un ornitorrinco que, como sabemos, es un mamífero que pone huevos, tiene pico de pato, cola de castor y patas de nutria. Olivia es una niña que está en una silla de ruedas y, como el ornitorrinco, es difícil definirle una identidad estable. Mientras habla con su padre sobre toda su familia, haciendo un árbol genealógico extenso y diverso que se extiende hasta un posible futuro intergaláctico, va construyéndose a sí misma a partir de heterónimos que viven, cada uno a su manera, los puntos cruciales desde los cuales se marca una ruptura entre premodernidad, modernidad y posmodernidad, entre los viajes de los tatarabuelos, el mestizaje, La vuelta al mundo en ochenta días, un Dios que en el siglo XX abandona su omnipotencia y es tratado como analfabeta, las cirugías que devuelven la virginidad a las mujeres y los celulares.
Esta obra es una viaje global por los grandes temas del universo narrativo de Rodrigo Parra Sandoval: las maneras de definir la identidad, de escribir una biografía, la reflexión en torno al acto de escritura, el papel del lector, la función del narrador en un mundo democratizado, los sueños y la vigilia, la guerra en Colombia, el amor y el sexo entre la sacralización y la futilidad, el machismo, el sincretismo, la memoria, la crisis teológica y tecnológica de la modernidad y la banalización de la cultura. Un museo de lo inútil no puede ser, para que quede claro, un museo inútil.