Author: | Rafael de Nogales Méndez | ISBN: | 9788490075050 |
Publisher: | Red ediciones | Publication: | August 1, 2016 |
Imprint: | Linkgua digital | Language: | Spanish |
Author: | Rafael de Nogales Méndez |
ISBN: | 9788490075050 |
Publisher: | Red ediciones |
Publication: | August 1, 2016 |
Imprint: | Linkgua digital |
Language: | Spanish |
La primera publicación de El saqueo en Nicaragua fue vetada en Nueva York en el año 1931. En ese entonces el gobierno de los Estados Unidos incautó todos los ejemplares de la tirada, cerró la Editorial Robert McBride&Co y a los editores los sancionó con una multa de 250.000 dólares.El saqueo de Nicaragua es un libro que nos cuenta un pasado y un contexto trágico: el nicaraguense, y la situación que vivían países centroamericanos como República Dominicana y Haití en aquellos tiempos a causa de la violenta la intromisión de la política estadounidense.«Dignos caballeros en solemne cónclave no hace mucho concedieron el premio Nobel de la Paz al ex-secretario de Estado americano, señor Frank B. Kellog. El secretario lo aceptó, en medio de aplausos encendidos de lágrimas tanto de la prensa como del público de toda América y los Estados Unidos. ¡Cuán fina, emocionante y plausible parecía esta ceremonia!: Me pregunto si los caballeros que estaban otorgando el premio habían dirigido antes sus miradas hacia el sur y el oeste.»
La primera publicación de El saqueo en Nicaragua fue vetada en Nueva York en el año 1931. En ese entonces el gobierno de los Estados Unidos incautó todos los ejemplares de la tirada, cerró la Editorial Robert McBride&Co y a los editores los sancionó con una multa de 250.000 dólares.El saqueo de Nicaragua es un libro que nos cuenta un pasado y un contexto trágico: el nicaraguense, y la situación que vivían países centroamericanos como República Dominicana y Haití en aquellos tiempos a causa de la violenta la intromisión de la política estadounidense.«Dignos caballeros en solemne cónclave no hace mucho concedieron el premio Nobel de la Paz al ex-secretario de Estado americano, señor Frank B. Kellog. El secretario lo aceptó, en medio de aplausos encendidos de lágrimas tanto de la prensa como del público de toda América y los Estados Unidos. ¡Cuán fina, emocionante y plausible parecía esta ceremonia!: Me pregunto si los caballeros que estaban otorgando el premio habían dirigido antes sus miradas hacia el sur y el oeste.»