Author: | Collectif | ISBN: | 9782821845985 |
Publisher: | Institut français d’études andines | Publication: | June 4, 2015 |
Imprint: | Institut français d’études andines | Language: | Spanish |
Author: | Collectif |
ISBN: | 9782821845985 |
Publisher: | Institut français d’études andines |
Publication: | June 4, 2015 |
Imprint: | Institut français d’études andines |
Language: | Spanish |
Hablar, del alcohol en una cultura chula tropieza con una doble dificultad por el mero hecho de tocar un objeto muy familiar, prosaico, común, y por lo tanto poco estudiado y aún menos pensado. Id primer obstáculo remite al filtro de nuestra propia experiencia cultural, histórica pues, del alcohol. Dado que cada pueblo o sociedad tiene su relación privilegiada con cierto alcohol (el vino en la tradición mediterránea, la cerveza en la Europa norteña, el saké en Japón, la chicha en América...), el grupo que abusa de tal bebida es siempre el vecino, el "otro" que no "sabe tomar", según el código cultural del locutor en vigor. Cualquier bebida (y planta) estimulante aparece así, sea como símbolo máximo de convivialidad, sea como droga o veneno. La segunda dificultad remite a las condiciones de nuestro conocimiento de una sociedad indígena que ha sufrido varios siglos de dominio colonial. Se requiere aquí una doble encuesta: etnográfica, para apreciar la percepción interna del beber, e histórica para entender las transformaciones de estas mismas conductas y percepciones desde el momento inicial del contacto. Debemos vencer entonces un nuevo filtro, el de los documentos emitidos ante todo por los colonizadores: el término castellano borrachera, usado para calificar las conductas autóctonas de embriaguez, revela enseguida el grado de incomprensión y de desprecio del Conquistador hacia el "Otro".
Hablar, del alcohol en una cultura chula tropieza con una doble dificultad por el mero hecho de tocar un objeto muy familiar, prosaico, común, y por lo tanto poco estudiado y aún menos pensado. Id primer obstáculo remite al filtro de nuestra propia experiencia cultural, histórica pues, del alcohol. Dado que cada pueblo o sociedad tiene su relación privilegiada con cierto alcohol (el vino en la tradición mediterránea, la cerveza en la Europa norteña, el saké en Japón, la chicha en América...), el grupo que abusa de tal bebida es siempre el vecino, el "otro" que no "sabe tomar", según el código cultural del locutor en vigor. Cualquier bebida (y planta) estimulante aparece así, sea como símbolo máximo de convivialidad, sea como droga o veneno. La segunda dificultad remite a las condiciones de nuestro conocimiento de una sociedad indígena que ha sufrido varios siglos de dominio colonial. Se requiere aquí una doble encuesta: etnográfica, para apreciar la percepción interna del beber, e histórica para entender las transformaciones de estas mismas conductas y percepciones desde el momento inicial del contacto. Debemos vencer entonces un nuevo filtro, el de los documentos emitidos ante todo por los colonizadores: el término castellano borrachera, usado para calificar las conductas autóctonas de embriaguez, revela enseguida el grado de incomprensión y de desprecio del Conquistador hacia el "Otro".