Author: | Raymund Cartier | ISBN: | 1230001819298 |
Publisher: | Ediciones LAVP | Publication: | August 26, 2017 |
Imprint: | Language: | English |
Author: | Raymund Cartier |
ISBN: | 1230001819298 |
Publisher: | Ediciones LAVP |
Publication: | August 26, 2017 |
Imprint: | |
Language: | English |
El proceso de Nuremberg ha dado a la historia, por lo menos, el adelanto de diez años.
Se trataba por medio de este proceso de castigar a unos criminales; pero estos criminales eran ministros, generales, altos dignatarios y funcio-narios, todos ellos, de primer orden que habían estado mezclados en todos los grandes acontecimientos interiores e internacionales desde la llegada de Hitler al poder. En consecuencia, su proceso fue el de una época y el de un país.
Millares de documentos fueron llevados al expediente del proceso; muchos representaban la esencia misma del secreto diplomático y militar. Si Alemania hubiera ganado la guerra o si esta hubiera terminado de una manera menos radical y menos brutal, se hubieran necesitado, muchos años para que llegaran al conocimiento del mundo, si llegaban.
Es, por ejemplo, el caso de los Archivos del Comando Supremo de la Wehrmacht tomados en Flensburg. Es increíble, que en la misma pavorosa catástrofe de abril de 1945, no hubiera habido un oficial ni un fósforo para prenderles fuego y destruirlos, pero los alemanes son papeleros y conservadores.
Gracias a estas dos virtudes los jueces de Nuremberg han tenido a su disposición las directivas de Hitler, sus conferencias secretas, los procesos verbales de sus principales consejos de guerra, los planes del Comando alemán, etc.
Las revelaciones de Nuremberg han permanecido, pues, confidenciales. Los espíritus más curiosos continúan haciéndose, con relación al desarrollo de la guerra, preguntas que desde hace mucho tiempo recibieron su respuesta; viven todavía pensando en enigmas que ya dejaron de serlo.
No se trata de una información ni de un análisis del proceso; puedo decir que estos pensamientos han estado, casi por completo, ausentes de mi trabajo; la cuestión, propiamente dicha de las culpabilidades no la trato ni una sola vez; no hago tampoco apreciaciones como tampoco saco conclusiones; me limito a un relato.
Con algunas excepciones el relato se limita a los acontecimientos militares, y está basado exclusivamente en los extractos de los documentos y de los testimonios; hablo lo menos posible, solamente dejo que hablen los expedientes.
Los expedientes de Nuremberg dan a conocer a Hitler.
Hasta 1945, el mundo lo conocía poco o mal; los testimonios publi-cados sobre él por algunos tránsfugas como Hermann Rauschnigg no po-dían ser considerados sino con prudencia. Una consigna prohibía a los editores alemanes publicar biografías del Führer. Los pocos periodistas extranjeros que se le habían acercado y quienes habían sido instrumentos conscientes, o no, de su maniobra política, no habían tampoco apreciado su personalidad real. Los parientes, los íntimos tenían la orden de callarse. Los solos elementos importantes para el conocimiento del “hombre” eran aquellos que se encontraban en “Mi Lucha”, es decir, Hitler visto por Adolfo Hitler.
Contrariamente a Mussolini, que no dejaba ignorar nada sobre él, Hitler lo ocultaba todo rodeándose de misterio. Cuando se hablaba de su juventud miserable, de sus cuatro años de guerra como simple soldado, de su vegetarianismo, de su horror al tabaco, de sus insomnios, de sus cóleras y del poder de su mirada, podía solo trazarse una plumada.
Así, pues, el conocimiento de Hitler es uno de los elementos indis-pensables para la comprensión de los acontecimientos mundiales durante quince años. Hitler era la figura central del drama. Casi todo se explica por él. Nuremberg rompe el velo. El testimonio más completo sobre él es el de Keitel jefe de su Estado Mayor personal. Vivió cerca de él sin interrupción los años de la guerra.
En síntesis, un gran libro para conocer mas de cerca, la verdadera personalidad y los alcances políticos, estratégicos y geopolíticos de Adolfo Hitler el personaje mas controvertido de la historia política del siglo XX.
El proceso de Nuremberg ha dado a la historia, por lo menos, el adelanto de diez años.
Se trataba por medio de este proceso de castigar a unos criminales; pero estos criminales eran ministros, generales, altos dignatarios y funcio-narios, todos ellos, de primer orden que habían estado mezclados en todos los grandes acontecimientos interiores e internacionales desde la llegada de Hitler al poder. En consecuencia, su proceso fue el de una época y el de un país.
Millares de documentos fueron llevados al expediente del proceso; muchos representaban la esencia misma del secreto diplomático y militar. Si Alemania hubiera ganado la guerra o si esta hubiera terminado de una manera menos radical y menos brutal, se hubieran necesitado, muchos años para que llegaran al conocimiento del mundo, si llegaban.
Es, por ejemplo, el caso de los Archivos del Comando Supremo de la Wehrmacht tomados en Flensburg. Es increíble, que en la misma pavorosa catástrofe de abril de 1945, no hubiera habido un oficial ni un fósforo para prenderles fuego y destruirlos, pero los alemanes son papeleros y conservadores.
Gracias a estas dos virtudes los jueces de Nuremberg han tenido a su disposición las directivas de Hitler, sus conferencias secretas, los procesos verbales de sus principales consejos de guerra, los planes del Comando alemán, etc.
Las revelaciones de Nuremberg han permanecido, pues, confidenciales. Los espíritus más curiosos continúan haciéndose, con relación al desarrollo de la guerra, preguntas que desde hace mucho tiempo recibieron su respuesta; viven todavía pensando en enigmas que ya dejaron de serlo.
No se trata de una información ni de un análisis del proceso; puedo decir que estos pensamientos han estado, casi por completo, ausentes de mi trabajo; la cuestión, propiamente dicha de las culpabilidades no la trato ni una sola vez; no hago tampoco apreciaciones como tampoco saco conclusiones; me limito a un relato.
Con algunas excepciones el relato se limita a los acontecimientos militares, y está basado exclusivamente en los extractos de los documentos y de los testimonios; hablo lo menos posible, solamente dejo que hablen los expedientes.
Los expedientes de Nuremberg dan a conocer a Hitler.
Hasta 1945, el mundo lo conocía poco o mal; los testimonios publi-cados sobre él por algunos tránsfugas como Hermann Rauschnigg no po-dían ser considerados sino con prudencia. Una consigna prohibía a los editores alemanes publicar biografías del Führer. Los pocos periodistas extranjeros que se le habían acercado y quienes habían sido instrumentos conscientes, o no, de su maniobra política, no habían tampoco apreciado su personalidad real. Los parientes, los íntimos tenían la orden de callarse. Los solos elementos importantes para el conocimiento del “hombre” eran aquellos que se encontraban en “Mi Lucha”, es decir, Hitler visto por Adolfo Hitler.
Contrariamente a Mussolini, que no dejaba ignorar nada sobre él, Hitler lo ocultaba todo rodeándose de misterio. Cuando se hablaba de su juventud miserable, de sus cuatro años de guerra como simple soldado, de su vegetarianismo, de su horror al tabaco, de sus insomnios, de sus cóleras y del poder de su mirada, podía solo trazarse una plumada.
Así, pues, el conocimiento de Hitler es uno de los elementos indis-pensables para la comprensión de los acontecimientos mundiales durante quince años. Hitler era la figura central del drama. Casi todo se explica por él. Nuremberg rompe el velo. El testimonio más completo sobre él es el de Keitel jefe de su Estado Mayor personal. Vivió cerca de él sin interrupción los años de la guerra.
En síntesis, un gran libro para conocer mas de cerca, la verdadera personalidad y los alcances políticos, estratégicos y geopolíticos de Adolfo Hitler el personaje mas controvertido de la historia política del siglo XX.