La Copa De Verlaine

Nonfiction, Religion & Spirituality, New Age, History, Fiction & Literature
Cover of the book La Copa De Verlaine by Emilio Carrère, Library of Alexandria
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
Author: Emilio Carrère ISBN: 9781465563408
Publisher: Library of Alexandria Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria Language: Spanish
Author: Emilio Carrère
ISBN: 9781465563408
Publisher: Library of Alexandria
Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria
Language: Spanish
PABLO Verlaine tenía una sed fatal, una sed monstruosa y suicida, y bebió hasta la muerte. Tal vez oía la voz de una sirena fabulosa en el fondo glauco del ajenjo. El ruiseñor protervo iba al café D’Harcourt y bebía, bebía… Las cuartillas aguardaban en una carpeta, junto al tintero feo, mezquino, de fosforero de café. El rincón era un suave remanso melancólico en el triunfo de luz y de sonidos del loco París. A veces, con el hórrido tintero y la pluma oxidada, que manoseaba el vulgo más gárrulo, Verlaine escribía un poema de maravilla. Pocas veces podía pagar sus ajenjos. Cuando llegaban algunos admiradores, algunos amigos, el poeta, tristemente borracho, pedía dinero. Después, a la alta noche, en las tabernas de apaches y de meretrices, a la hora de la fatiga del amor callejero, Verlaine arrojaba los luises que había demandado, como una lluvia de oro, sobre la dolorida canalla. Así sus versos eran una lluvia de estrellas sobre los vulgos que aullaban y le ofendían al verle pasar borracho por su lado. En su barrio tenía una popularidad grotesca. Era un viejo loco, beodo y mal vestido, que arrojaba dinero a la chiquillería, que hacía befa de su extraña liberalidad y le tiraba piedras. Cuando murió, las comadres hicieron grandes aspavientos viendo llegar coches blasonados y fulgentes uniformes. Creían que su vecino no era sino un mendigo estrafalario. Y espiritualmente no era tampoco muy bien conocido: Car elle me comprend et mon cœur transparent pour elle seule, hélas, cesse d’être un problème. Para esa desconocida, rubia o morena o roja, su corazón transparente cesó de ser un problema, para ella sola…; pero ella no existió jamás. Para sus contemporáneos—a excepción de pocos nobles espíritus—fué un gran poeta que tenía un defecto, se emborrachaba y hacía una vida absurda: Derrochó sus felices dotes naturales, que hubiese podido desarrollar para bien de su obra y de su reputación, haciendo una vida más metódica
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
PABLO Verlaine tenía una sed fatal, una sed monstruosa y suicida, y bebió hasta la muerte. Tal vez oía la voz de una sirena fabulosa en el fondo glauco del ajenjo. El ruiseñor protervo iba al café D’Harcourt y bebía, bebía… Las cuartillas aguardaban en una carpeta, junto al tintero feo, mezquino, de fosforero de café. El rincón era un suave remanso melancólico en el triunfo de luz y de sonidos del loco París. A veces, con el hórrido tintero y la pluma oxidada, que manoseaba el vulgo más gárrulo, Verlaine escribía un poema de maravilla. Pocas veces podía pagar sus ajenjos. Cuando llegaban algunos admiradores, algunos amigos, el poeta, tristemente borracho, pedía dinero. Después, a la alta noche, en las tabernas de apaches y de meretrices, a la hora de la fatiga del amor callejero, Verlaine arrojaba los luises que había demandado, como una lluvia de oro, sobre la dolorida canalla. Así sus versos eran una lluvia de estrellas sobre los vulgos que aullaban y le ofendían al verle pasar borracho por su lado. En su barrio tenía una popularidad grotesca. Era un viejo loco, beodo y mal vestido, que arrojaba dinero a la chiquillería, que hacía befa de su extraña liberalidad y le tiraba piedras. Cuando murió, las comadres hicieron grandes aspavientos viendo llegar coches blasonados y fulgentes uniformes. Creían que su vecino no era sino un mendigo estrafalario. Y espiritualmente no era tampoco muy bien conocido: Car elle me comprend et mon cœur transparent pour elle seule, hélas, cesse d’être un problème. Para esa desconocida, rubia o morena o roja, su corazón transparente cesó de ser un problema, para ella sola…; pero ella no existió jamás. Para sus contemporáneos—a excepción de pocos nobles espíritus—fué un gran poeta que tenía un defecto, se emborrachaba y hacía una vida absurda: Derrochó sus felices dotes naturales, que hubiese podido desarrollar para bien de su obra y de su reputación, haciendo una vida más metódica

More books from Library of Alexandria

Cover of the book One Woman's Life by Emilio Carrère
Cover of the book Story of Creation as Told by Theology and by Science by Emilio Carrère
Cover of the book The Makers of Canada: Index and Dictionary of Canadian History by Emilio Carrère
Cover of the book Samuel Brohl and Company by Emilio Carrère
Cover of the book Justice de femme by Emilio Carrère
Cover of the book Manners & Cvftoms of Ye Englyfhe Drawn From Ye Qvick by Emilio Carrère
Cover of the book Michelangelo by Emilio Carrère
Cover of the book The Works of Xenophon by Emilio Carrère
Cover of the book Seven Icelandic Short Stories by Emilio Carrère
Cover of the book Recherches sur les substances radioactives by Emilio Carrère
Cover of the book Acetaria: A Discourse of Sallets by Emilio Carrère
Cover of the book History of Religion: A Sketch of Primitive Religious Beliefs and Practices, and of the Origin and Character of the Great Systems by Emilio Carrère
Cover of the book Ambassador Morgenthau's Story by Emilio Carrère
Cover of the book The Wolves of God and Other Fey Stories by Emilio Carrère
Cover of the book Marguerite by Emilio Carrère
We use our own "cookies" and third party cookies to improve services and to see statistical information. By using this website, you agree to our Privacy Policy