Gay: 50 sombras de gay

—Hazlo con calma —dijo Bill en voz baja mientras le acariciaba la mejilla y le tiraba del labio, dejándolo escapar para morderlo otra vez. Su mano se deslizó de la mejilla al hombro y llegó hasta su pecho, donde su áspero pulgar le frotó el pezón hasta que se puso enhiesto—. No tenemos por qué precipitarnos.

Allen tenía la respiración cada vez más entrecortada. Se preguntaba si iba a ser capaz de durar bastante, sobre todo si Bill iba a estar dentro de él. Un trueno restalló casi encima de ellos y Allen se sobresaltó porque solo tenía ojos para Bill.

—Relájate —murmuró Bill mientras le besaba por debajo de la mandíbula...