Author: | Matthew W. Grant | ISBN: | 9781498945448 |
Publisher: | Babelcube Inc. | Publication: | June 21, 2014 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Matthew W. Grant |
ISBN: | 9781498945448 |
Publisher: | Babelcube Inc. |
Publication: | June 21, 2014 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
James abrió el último cajón del escritorio y miró fijamente el brillante revólver. Tenía una premonición inquietante de que ese día determinaría todo. Cerró el cajón y dejó que su mente volase hasta el día, meses atrás, en el que aquel sufrimiento había empezado...
James empezó a abrir la carta de oficina. Mientras el dedo se deslizaba por el sobre, sacudió la mano. "¡Ou! Otro corte con el papel. Es mi destino," murmuró. Sacó la carta con el mismo cuidado con el que un padre mantiene a su hijo recién nacido en sus brazos la primera vez. El papel parecía delicado. Definitivamente era una fotocopia. Otra fotocopia todavía, pensó. No era una buena señal.
Sus manos temblaban un poco mientras sujetaba la carta de manera que la pudiese leer. No sabía porqué temblaban todavía cada vez que lo hacía. Después de todo, había pasado por algo como ésto las veces suficientes como para considerarse un experto, por el amor de Dios. Era algo así como el sexo, pensó para sí mismo. Por supuesto, estás nervioso la primera vez. Deberías estarlo, o algo no te funciona del todo. Tras la ansiedad inicial por la que pasas, es hora de parecer indiferente, sofisticado, quizás un poco aburrido de todo el asunto, como si fueses tan bueno que no supusiese un esfuerzo. Pero esa actitud podría considerarse apropiada cuando se trataba del sexo, y ésto no lo era. Ésta era su vida, su pasión, su razón de ser, como solía contarle a cualquiera que no hubiese oído todavía la explicación, y a algunas personas que de hecho ya la había oído y, para ser sinceros, no tenían ganas de oírla de nuevo.
James abrió el último cajón del escritorio y miró fijamente el brillante revólver. Tenía una premonición inquietante de que ese día determinaría todo. Cerró el cajón y dejó que su mente volase hasta el día, meses atrás, en el que aquel sufrimiento había empezado...
James empezó a abrir la carta de oficina. Mientras el dedo se deslizaba por el sobre, sacudió la mano. "¡Ou! Otro corte con el papel. Es mi destino," murmuró. Sacó la carta con el mismo cuidado con el que un padre mantiene a su hijo recién nacido en sus brazos la primera vez. El papel parecía delicado. Definitivamente era una fotocopia. Otra fotocopia todavía, pensó. No era una buena señal.
Sus manos temblaban un poco mientras sujetaba la carta de manera que la pudiese leer. No sabía porqué temblaban todavía cada vez que lo hacía. Después de todo, había pasado por algo como ésto las veces suficientes como para considerarse un experto, por el amor de Dios. Era algo así como el sexo, pensó para sí mismo. Por supuesto, estás nervioso la primera vez. Deberías estarlo, o algo no te funciona del todo. Tras la ansiedad inicial por la que pasas, es hora de parecer indiferente, sofisticado, quizás un poco aburrido de todo el asunto, como si fueses tan bueno que no supusiese un esfuerzo. Pero esa actitud podría considerarse apropiada cuando se trataba del sexo, y ésto no lo era. Ésta era su vida, su pasión, su razón de ser, como solía contarle a cualquiera que no hubiese oído todavía la explicación, y a algunas personas que de hecho ya la había oído y, para ser sinceros, no tenían ganas de oírla de nuevo.