Nunca, estimada señora y bondadosa amiga, soñé con ser escritor popular. No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendré siempre pocos lectores. Mi afición á escribir es, sin embargo, tan fuerte, que puede más que la indiferencia del público y que mis desengaños. Varias veces me dí ya por vencido y hasta por muerto; mas apenas dejé de ser escritor, cuando reviví como tal bajo diversa forma. Primero fuí poeta lírico, luego periodista, luego crítico, luego aspiré á filósofo, luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo zarzuelero, y al cabo traté de figurar como novelista en el largo catálogo de nuestros autores. Bajo esta última forma es como la gente me ha recibido menos mal; pero aun así, no las tengo todas conmigo. Mi musa es tan voluntariosa, que hace lo que quiere y no lo que yo le mando. De aquí proviene que, si por dicha logro aplausos, es por falta de previsión. Escribí mi primera novela sin caer hasta el fin en que era novela lo que escribía
Nunca, estimada señora y bondadosa amiga, soñé con ser escritor popular. No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendré siempre pocos lectores. Mi afición á escribir es, sin embargo, tan fuerte, que puede más que la indiferencia del público y que mis desengaños. Varias veces me dí ya por vencido y hasta por muerto; mas apenas dejé de ser escritor, cuando reviví como tal bajo diversa forma. Primero fuí poeta lírico, luego periodista, luego crítico, luego aspiré á filósofo, luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo zarzuelero, y al cabo traté de figurar como novelista en el largo catálogo de nuestros autores. Bajo esta última forma es como la gente me ha recibido menos mal; pero aun así, no las tengo todas conmigo. Mi musa es tan voluntariosa, que hace lo que quiere y no lo que yo le mando. De aquí proviene que, si por dicha logro aplausos, es por falta de previsión. Escribí mi primera novela sin caer hasta el fin en que era novela lo que escribía