Cézanne

Nonfiction, Art & Architecture, General Art, Individual Artist, Art History
Cover of the book Cézanne by Natalia Brodskaya, Parkstone International
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
Author: Natalia Brodskaya ISBN: 9781783101597
Publisher: Parkstone International Publication: January 7, 2014
Imprint: Parkstone International Language: Spanish
Author: Natalia Brodskaya
ISBN: 9781783101597
Publisher: Parkstone International
Publication: January 7, 2014
Imprint: Parkstone International
Language: Spanish

Desde su muerte, hace 100 años, Cézanne se ha convertido en el pintor más famoso del siglo XIX. Nació en Aix-en-Provence en 1839 y el periodo más feliz de su vida fue su primera juventud en Provenza, en compañía de Emile Zolá. Siguiendo el ejemplo de Zolá, al cumplir los veintiún años, Cézanne se marchó a París. Durante la guerra franco-prusiana desertó de la milicia, y dividió su tiempo entre pintar al aire libre y estudiar. Al comerciante de arte Vollard le dijo: “Sólo soy un pintor. El ingenio parisino me fastidia. Lo único que quiero es pintar desnudos en las orillas del Arc [un río cercano a Aix]”. Animado por Renoir, uno de los primeros en apreciarlo, exhibió con los impresionistas en 1874 y en 1877. Su obra fue recibida con desdén, lo que lo hirió profundamente. La ambición de Cézanne en sus propias palabras, era “hacer del impresionismo algo tan sólido y durable como las pinturas de los museos”. Su objetivo era lograr algo monumental en un lenguaje moderno de tonos brillantes y vibrantes. Cézanne quería retener el color natural de un objeto y armonizarlo con las diversas influencias de luz y sombra que intentaban destruirlo; buscaba una escala de tonos que expresara la masa y el carácter de la forma. A Cézanne le gustaba pintar frutas porque se trataba de modelos pacientes y él trabajaba lentamente. No pretendía sólo copiar una manzana. Mantenía el color dominante y el carácter de la fruta, pero subrayaba el atractivo emocional de la forma con un conjunto de tonos ricos y concordantes. En sus pinturas de naturalezas muertas era un maestro. Sus composiciones de vegetales y frutas son verdaderamente dramáticas; tienen peso, nobleza, el estilo de las formas inmortales. Ningún otro pintor logró darle a una manzana roja una convicción tan cálida, una simpatía tan genuinamente espiritual o una observación tan prolongada. Ningún otro pintor de habilidad comparable reservó sus más fuertes impulsos para las naturalezas muertas. Cézanne devolvió a la pintura la preeminencia del conocimiento, la calidad más esencial de todo esfuerzo creativo. La muerte de su padre, en 1886, lo convirtió en un hombre rico, pero no por eso cambió su estilo de vida austero. Poco después, Cézanne se retiró de forma permanente a su propiedad en Provenza. Probablemente se trató del más solitario de los pintores de su época. Por momentos le atacaba una peculiar melancolía, una oscura desesperanza. Se volvió irascible y exigente, destruía los lienzos y los arrojaba fuera de su estudio, hacia los árboles, los abandonaba en los campos, se los daba a su hijo para que los cortara e hiciera con ellos rompecabezas o se los regalaba a la gente de Aix. A principios de siglo, cuando Vollard llegó a Provenza con intenciones de adquirir todo lo que pudiera del material de Cézanne, los campesinos, que se enteraron de que un loco de París estaba pagando por aquellos viejos lienzos, sacaron de los graneros una considerable cantidad de naturalezas muertas y paisajes. El viejo maestro de Aix se sintió abrumado por la alegría, pero el reconocimiento le llegó demasiado tarde. Murió en 1906 de una fiebre que contrajo mientras pintaba en la lluvia.

View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart

Desde su muerte, hace 100 años, Cézanne se ha convertido en el pintor más famoso del siglo XIX. Nació en Aix-en-Provence en 1839 y el periodo más feliz de su vida fue su primera juventud en Provenza, en compañía de Emile Zolá. Siguiendo el ejemplo de Zolá, al cumplir los veintiún años, Cézanne se marchó a París. Durante la guerra franco-prusiana desertó de la milicia, y dividió su tiempo entre pintar al aire libre y estudiar. Al comerciante de arte Vollard le dijo: “Sólo soy un pintor. El ingenio parisino me fastidia. Lo único que quiero es pintar desnudos en las orillas del Arc [un río cercano a Aix]”. Animado por Renoir, uno de los primeros en apreciarlo, exhibió con los impresionistas en 1874 y en 1877. Su obra fue recibida con desdén, lo que lo hirió profundamente. La ambición de Cézanne en sus propias palabras, era “hacer del impresionismo algo tan sólido y durable como las pinturas de los museos”. Su objetivo era lograr algo monumental en un lenguaje moderno de tonos brillantes y vibrantes. Cézanne quería retener el color natural de un objeto y armonizarlo con las diversas influencias de luz y sombra que intentaban destruirlo; buscaba una escala de tonos que expresara la masa y el carácter de la forma. A Cézanne le gustaba pintar frutas porque se trataba de modelos pacientes y él trabajaba lentamente. No pretendía sólo copiar una manzana. Mantenía el color dominante y el carácter de la fruta, pero subrayaba el atractivo emocional de la forma con un conjunto de tonos ricos y concordantes. En sus pinturas de naturalezas muertas era un maestro. Sus composiciones de vegetales y frutas son verdaderamente dramáticas; tienen peso, nobleza, el estilo de las formas inmortales. Ningún otro pintor logró darle a una manzana roja una convicción tan cálida, una simpatía tan genuinamente espiritual o una observación tan prolongada. Ningún otro pintor de habilidad comparable reservó sus más fuertes impulsos para las naturalezas muertas. Cézanne devolvió a la pintura la preeminencia del conocimiento, la calidad más esencial de todo esfuerzo creativo. La muerte de su padre, en 1886, lo convirtió en un hombre rico, pero no por eso cambió su estilo de vida austero. Poco después, Cézanne se retiró de forma permanente a su propiedad en Provenza. Probablemente se trató del más solitario de los pintores de su época. Por momentos le atacaba una peculiar melancolía, una oscura desesperanza. Se volvió irascible y exigente, destruía los lienzos y los arrojaba fuera de su estudio, hacia los árboles, los abandonaba en los campos, se los daba a su hijo para que los cortara e hiciera con ellos rompecabezas o se los regalaba a la gente de Aix. A principios de siglo, cuando Vollard llegó a Provenza con intenciones de adquirir todo lo que pudiera del material de Cézanne, los campesinos, que se enteraron de que un loco de París estaba pagando por aquellos viejos lienzos, sacaron de los graneros una considerable cantidad de naturalezas muertas y paisajes. El viejo maestro de Aix se sintió abrumado por la alegría, pero el reconocimiento le llegó demasiado tarde. Murió en 1906 de una fiebre que contrajo mientras pintaba en la lluvia.

More books from Parkstone International

Cover of the book Bridges by Natalia Brodskaya
Cover of the book Art of War by Natalia Brodskaya
Cover of the book L'Impressionnisme by Natalia Brodskaya
Cover of the book La Peinture Académique by Natalia Brodskaya
Cover of the book Seurat by Natalia Brodskaya
Cover of the book Les phares by Natalia Brodskaya
Cover of the book 1000 Buddhas of Genius by Natalia Brodskaya
Cover of the book Kleine Jungen by Natalia Brodskaya
Cover of the book Kunst in Europa by Natalia Brodskaya
Cover of the book Christ in Art by Natalia Brodskaya
Cover of the book Velázquez by Natalia Brodskaya
Cover of the book Le Surréalisme by Natalia Brodskaya
Cover of the book Bosch by Natalia Brodskaya
Cover of the book Schiele by Natalia Brodskaya
Cover of the book Diego Rivera - Su arte y sus pasiones by Natalia Brodskaya
We use our own "cookies" and third party cookies to improve services and to see statistical information. By using this website, you agree to our Privacy Policy