Una tarde con campanas

Una tarde con campanas recoge la perspectiva infantil de José Luis, un despierto e imaginativo niño sudamericano que contempla su nuevo lugar de residencia, Madrid, con la extraordinaria potencia que emana de tal radical novedad. Enfrentado forzosamente a las complejidades que le depara su condición de sujeto migrante, se detiene en los pequeños detalles —el otoño, la nieve— para ofrecernos una mirada oblicua de España, en diálogo, además, con el recuerdo del lugar de origen, y, así, revelarnos su historia familiar: nos convierte en cómplices de episodios de supervivencia, injusticia y fracaso, pero también de espontánea alegría y descubrimiento.

La candidez de su discurso, que se torna lírico por momentos, humorístico en otras ocasiones, construye un relato de iniciación, tan divertido como lúcido, que apunta hacia el centro de la multiculturalidad. Nos ofrece, además, un impecable ejercicio lingüístico sobre la riqueza de nuestro idioma, sus variedades, sus tensiones y torsiones, que confirma la opinión de Alfredo Bryce Echenique sobre Juan Carlos Méndez Guédez, «una de las voces más firmes de la nueva narrativa hispanoamericana». El lector tiene, pues, en sus manos, como afirma Carmen Victoria Vivas Lacour, una novela que «oscila entre la nostalgia y la expectación, la ternura y la dureza, el regocijo y las promesas incumplidas» para acercarnos a las dificultades que «atraviesan sujetos que se encuentran, tropiezan y se transforman tras la promesa de cambio que ofrece dejar el país de origen».