Author: | Elena Larreal, Berto Pedrosa, Myconos Kitomher | ISBN: | 1230001814811 |
Publisher: | Juan Carlos Rodríguez | Publication: | August 22, 2017 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Elena Larreal, Berto Pedrosa, Myconos Kitomher |
ISBN: | 1230001814811 |
Publisher: | Juan Carlos Rodríguez |
Publication: | August 22, 2017 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
Se me va
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
+
500 Chistes para partirse el ajete
Berto Pedrosa
Incluye los siguientes volúmenes:
- 100 Chistes para partirse el ajete
- Otros 100 Chistes para partirse el ajete
- Y aún otros 100 Chistes más para partirse el ajete
- Pues aún quedaban otros 100 Chistes buenos para partirse el ajete
- 100 Chistes inesperados para partirse el ajete
—Dígame cuatro palabras en inglés.
—Metro, Goldwyn, Mayer.
—¿Y la cuarta?
—¡Grrrrrrr!
—¿Nivel de inglés?
—Alto.
—Diga “arriba en estas ciudades”.
—Up in these cities.
—Haga una frase.
—Me han operado de up in these cities.
—Mi capitán, ¿sabe usted dónde está el cabo Finisterre?
—¡Pero cómo puede ser usted tan burro! ¡Está en La Coruña!
—Bueno. Vale. Pero no hace falta que se ponga así. No sabía que estaba de permiso.
—¿Sabe usted inglés?
—Sí.
—Traduzca “en el autobús”.
—On the bus.
—Úselo en una frase.
—¿On the bus tan guapa?
—Eres un egocéntrico.
—¿Yo? ¡Pues anda que yo!
La mujer al marido:
—Estoy embarazada. ¿Qué quieres que sea?
—Mío estaría bien.
El profesor a un alumno.
—Estás expulsado del equipo de paracaidismo.
—¿Por qué?
—Porque no me caes bien.
—Mi hijo está yendo a clases de natación.
—¿Ah, sí? ¿Y que tal lo hace?
—Pues por ahora nada mal.
¿En qué se parece un hombre a un helicóptero?
En que el hombre tiene sesos y el helicóptero se sostiene.
Un amigo a otro.
—¿Cuántos cornudos te parece que viven en esta calle sin contarte a ti?
—¡Cómo sin contarme a mí! ¡Eso es un insulto!
—Bueno, no te enfades. Vamos, contándote a ti… ¿cuántos te parece que hay?
Y así hasta 500 :)
+
Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
—No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
—¿Y no dijiste nada?
—Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
—¿Y ahora lo estás?
—¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
—A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
—No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
—Qué agradable te has vuelto.
—Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
—Dios Santo...
—¿Qué pasa?
—Madre mía...
—¡Susan!
—¿No lo sientes? Te… te está bajando.
—¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Tres lecturas que disfrutarás de principio a fin.
Se me va
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
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500 Chistes para partirse el ajete
Berto Pedrosa
Incluye los siguientes volúmenes:
- 100 Chistes para partirse el ajete
- Otros 100 Chistes para partirse el ajete
- Y aún otros 100 Chistes más para partirse el ajete
- Pues aún quedaban otros 100 Chistes buenos para partirse el ajete
- 100 Chistes inesperados para partirse el ajete
—Dígame cuatro palabras en inglés.
—Metro, Goldwyn, Mayer.
—¿Y la cuarta?
—¡Grrrrrrr!
—¿Nivel de inglés?
—Alto.
—Diga “arriba en estas ciudades”.
—Up in these cities.
—Haga una frase.
—Me han operado de up in these cities.
—Mi capitán, ¿sabe usted dónde está el cabo Finisterre?
—¡Pero cómo puede ser usted tan burro! ¡Está en La Coruña!
—Bueno. Vale. Pero no hace falta que se ponga así. No sabía que estaba de permiso.
—¿Sabe usted inglés?
—Sí.
—Traduzca “en el autobús”.
—On the bus.
—Úselo en una frase.
—¿On the bus tan guapa?
—Eres un egocéntrico.
—¿Yo? ¡Pues anda que yo!
La mujer al marido:
—Estoy embarazada. ¿Qué quieres que sea?
—Mío estaría bien.
El profesor a un alumno.
—Estás expulsado del equipo de paracaidismo.
—¿Por qué?
—Porque no me caes bien.
—Mi hijo está yendo a clases de natación.
—¿Ah, sí? ¿Y que tal lo hace?
—Pues por ahora nada mal.
¿En qué se parece un hombre a un helicóptero?
En que el hombre tiene sesos y el helicóptero se sostiene.
Un amigo a otro.
—¿Cuántos cornudos te parece que viven en esta calle sin contarte a ti?
—¡Cómo sin contarme a mí! ¡Eso es un insulto!
—Bueno, no te enfades. Vamos, contándote a ti… ¿cuántos te parece que hay?
Y así hasta 500 :)
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Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
—No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
—¿Y no dijiste nada?
—Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
—¿Y ahora lo estás?
—¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
—A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
—No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
—Qué agradable te has vuelto.
—Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
—Dios Santo...
—¿Qué pasa?
—Madre mía...
—¡Susan!
—¿No lo sientes? Te… te está bajando.
—¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Tres lecturas que disfrutarás de principio a fin.