Ernesto llega a la casa familiar a ver a su abuelo enfermo, en un pueblo cualquiera. Poco a poco se acostumbra a la casa, al pueblo, y a Lidia, quien vive ahí y se ocupa del abuelo. Al cabo de un tiempo, llegan Rebeca y Gustavo, a quienes Ernesto recuerda de la infancia, y más tarde los tíos Leopoldo y Estela. Entre todos ellos se van tejiendo relaciones diversas (amor, deseo, engaño, odio) y se instala una especie de juego cada vez más tenso y peligroso, en el que cada visitante va mostrando caras distintas. Desde la primera línea, Freddy Fuentes nos propone una novela atrapante, en la que el lector se adentra en una atmósfera a la vez onírica e inquietante, que oscila permanentemente entre lo real y lo soñado. En este relato, el autor nos invita a acompañar a su protagonista, Ernesto, en una introspección, en la que explora, entre otros, la complejidad humana, el amor y la muerte.Editorial Forja
Ernesto llega a la casa familiar a ver a su abuelo enfermo, en un pueblo cualquiera. Poco a poco se acostumbra a la casa, al pueblo, y a Lidia, quien vive ahí y se ocupa del abuelo. Al cabo de un tiempo, llegan Rebeca y Gustavo, a quienes Ernesto recuerda de la infancia, y más tarde los tíos Leopoldo y Estela. Entre todos ellos se van tejiendo relaciones diversas (amor, deseo, engaño, odio) y se instala una especie de juego cada vez más tenso y peligroso, en el que cada visitante va mostrando caras distintas. Desde la primera línea, Freddy Fuentes nos propone una novela atrapante, en la que el lector se adentra en una atmósfera a la vez onírica e inquietante, que oscila permanentemente entre lo real y lo soñado. En este relato, el autor nos invita a acompañar a su protagonista, Ernesto, en una introspección, en la que explora, entre otros, la complejidad humana, el amor y la muerte.Editorial Forja