La derecha contra el Estado
A diferencia de otras derechas europeas la española ha sidohistóricamente incapaz de asumir un régimen democrático y el pacto social interclasista que fundamenta el moderno Estado de Derecho. Desde la monarquía absolutista de Fernando VII a la monarquía autoritaria del General Franco las clases dominantes y conservadoras han defendido sus intereses económicos y su ideología (más reaccionaria que liberal) con el poder político de una oligarquía centralizada en Madrid y caciquil en provincias además de la fuerza represora militar y la influencia ideológica clerical. Puede decirse que hasta el cambio democratizador y la Constitución de 1978 España ha carecido de un verdadero Estado. Con todo la tradición autoritaria y antidemocrática de nuestro liberalismo capitalista no ha desaparecido con la democracia. Sus herederos han pretendido utilizar las instituciones políticas y los cauces jurídicos del Estado para impedir los avances políticos y sociales promovidos desde la izquierda y lograr en lo posible reducir la democracia que impide al capitalismo salvaje imponer su ley de la selva. El papel del Partido Popular en el gobierno o en la oposición durante los ocho últimos años ilustra con las hemerotecas como testigos de cargo lo que sigue siendo la Derecha española bajo el lifting de un centrismo engañoso.
A diferencia de otras derechas europeas la española ha sidohistóricamente incapaz de asumir un régimen democrático y el pacto social interclasista que fundamenta el moderno Estado de Derecho. Desde la monarquía absolutista de Fernando VII a la monarquía autoritaria del General Franco las clases dominantes y conservadoras han defendido sus intereses económicos y su ideología (más reaccionaria que liberal) con el poder político de una oligarquía centralizada en Madrid y caciquil en provincias además de la fuerza represora militar y la influencia ideológica clerical. Puede decirse que hasta el cambio democratizador y la Constitución de 1978 España ha carecido de un verdadero Estado. Con todo la tradición autoritaria y antidemocrática de nuestro liberalismo capitalista no ha desaparecido con la democracia. Sus herederos han pretendido utilizar las instituciones políticas y los cauces jurídicos del Estado para impedir los avances políticos y sociales promovidos desde la izquierda y lograr en lo posible reducir la democracia que impide al capitalismo salvaje imponer su ley de la selva. El papel del Partido Popular en el gobierno o en la oposición durante los ocho últimos años ilustra con las hemerotecas como testigos de cargo lo que sigue siendo la Derecha española bajo el lifting de un centrismo engañoso.