Author: | Pastor Pedro Montoya | ISBN: | 9780463200551 |
Publisher: | Pastor Pedro Montoya | Publication: | July 5, 2018 |
Imprint: | Smashwords Edition | Language: | Spanish |
Author: | Pastor Pedro Montoya |
ISBN: | 9780463200551 |
Publisher: | Pastor Pedro Montoya |
Publication: | July 5, 2018 |
Imprint: | Smashwords Edition |
Language: | Spanish |
El pecado no solo es una desviación o inclinación hacia lo malo, propia de la naturaleza humana, es un argumento espiritual provocado por Satanás para tener derecho de operación e intervención entre la raza humana.
Dios no diseñó, ni creó el pecado para que cohabitara con el hombre. Por dos razones lo afirmamos y lo corroboramos con las mismas Escrituras,
Primero, la expresión, y vio Dios que era bueno, de cada uno de los primeros cinco días de la Creación de su obra, junto con el, y vio Dios que era bueno en gran manera, del sexto día, demuestra que en su diseño, Dios ordenó todas las cosas tan armoniosamente, de tal forma que algo desviado como el pecado y la maldad no tendrían cabida en ellas.
Segundo, las Escrituras dan claro testimonio de que Él sustenta todas las cosas. Si Él las sustenta, su Santidad no permite que se origine nada errado como el pecado y la maldad. Esto es un fundamento inalienable del Reino de los Cielos.
El pecado no solo es una desviación o inclinación hacia lo malo, propia de la naturaleza humana, es un argumento espiritual provocado por Satanás para tener derecho de operación e intervención entre la raza humana.
Dios no diseñó, ni creó el pecado para que cohabitara con el hombre. Por dos razones lo afirmamos y lo corroboramos con las mismas Escrituras,
Primero, la expresión, y vio Dios que era bueno, de cada uno de los primeros cinco días de la Creación de su obra, junto con el, y vio Dios que era bueno en gran manera, del sexto día, demuestra que en su diseño, Dios ordenó todas las cosas tan armoniosamente, de tal forma que algo desviado como el pecado y la maldad no tendrían cabida en ellas.
Segundo, las Escrituras dan claro testimonio de que Él sustenta todas las cosas. Si Él las sustenta, su Santidad no permite que se origine nada errado como el pecado y la maldad. Esto es un fundamento inalienable del Reino de los Cielos.