Author: | Kathleen Hope | ISBN: | 9781547526642 |
Publisher: | Kathleen Hope | Publication: | April 22, 2018 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Kathleen Hope |
ISBN: | 9781547526642 |
Publisher: | Kathleen Hope |
Publication: | April 22, 2018 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
Jill entró al club nocturno, lista para dejar ir el estrés que había acumulado durante el ajetreado día. Un par de hombres atractivos llamó su atención y activó su imaginación sexual. A fin de cuentas, había pasado más de un año desde que ella había tenido una relación con un hombre. Se preguntó lo que uno de esos apuestos hombres podría hacerle y por un momento, su imaginación se deslizó hacia un lugar peligroso.
Pero al final, esos pensamientos pícaros fueron interrumpidos por su amiga Mina, que la invitaba a sentarse en un asiento en la parte trasera. Con su piel color oliva y su largo cabello oscuro, habría sido imposible no verla.
Jill se acercó y se dejó caer en el asiento.
-¡Qué bueno que finalmente pude encontrarte!- Jill dijo. - Había olvidado cuan lleno se pone este lugar en un viernes por la noche.
- Sí, esta es la noche en que los chicos calientes de las fraternidades salen a jugar. De hecho, me han abordado tres veces, solo en los diez minutos que llevaba esperándote.
-Me alegro de haber llegado cuando lo hice.
-Yo también. – Mina dijo – Oh, me tomado la libertad de ordenar por ti. Sé que un ron con refresco de cola es lo que te calma después de un día estresante.
- Oh sí, y definitivamente me haría bien calmarme.
- ¿Día rudo en el periódico?
- Fue de locos. ¿Recuerdas aquella historia en la que he estado trabajando sobre el ataque a la planta de autos? Tuve que lidiar con personas evadiendo mis preguntas todo el día. Es suficiente para hacerme desear colocar mi puño a través de…
- Discúlpeme señora, - un hombre la interrumpió, acercándose a Jill. - Su rostro juvenil parecía estirado por la preocupación.
-¿Sí? ¿Puedo ayudarte? – Jill preguntó.
- Creo haber perdido algo por aquí. – El hombre dijo – Me preguntaba si me podría ayudar a encontrarlo.
Levantándose de su asiento, Jill revisó a su alrededor.
- Bueno, no veo nada. ¿Qué exactamente estás buscando?
- Mi corazón. – dijo el hombre. – Creo que usted me lo robó en el momento en que llegó.
Al otro lado del asiento, Mina se rio disimuladamente. La cara de Jill se volvió amarga.
- Buen intento.
El hombre se sentó en el asiento junto a Jill y continuó.
- ¿Te gustó esa? Bueno, mi nombre es Jerry, y es un gran placer conocerla.
- Uh, Jerry, no recuerdo haberte invitado a que tomaras asiento.
- No importa, mi memoria también se vuelve un poco nublada, después de unos tragos. Tal vez pudiéramos discutir el tema de los problemas de memoria por teléfono. Claro, para poder hacer eso, yo necesitaría su número de teléfono…
- Adiós, Jerry. – dijo Jill.
Jill entró al club nocturno, lista para dejar ir el estrés que había acumulado durante el ajetreado día. Un par de hombres atractivos llamó su atención y activó su imaginación sexual. A fin de cuentas, había pasado más de un año desde que ella había tenido una relación con un hombre. Se preguntó lo que uno de esos apuestos hombres podría hacerle y por un momento, su imaginación se deslizó hacia un lugar peligroso.
Pero al final, esos pensamientos pícaros fueron interrumpidos por su amiga Mina, que la invitaba a sentarse en un asiento en la parte trasera. Con su piel color oliva y su largo cabello oscuro, habría sido imposible no verla.
Jill se acercó y se dejó caer en el asiento.
-¡Qué bueno que finalmente pude encontrarte!- Jill dijo. - Había olvidado cuan lleno se pone este lugar en un viernes por la noche.
- Sí, esta es la noche en que los chicos calientes de las fraternidades salen a jugar. De hecho, me han abordado tres veces, solo en los diez minutos que llevaba esperándote.
-Me alegro de haber llegado cuando lo hice.
-Yo también. – Mina dijo – Oh, me tomado la libertad de ordenar por ti. Sé que un ron con refresco de cola es lo que te calma después de un día estresante.
- Oh sí, y definitivamente me haría bien calmarme.
- ¿Día rudo en el periódico?
- Fue de locos. ¿Recuerdas aquella historia en la que he estado trabajando sobre el ataque a la planta de autos? Tuve que lidiar con personas evadiendo mis preguntas todo el día. Es suficiente para hacerme desear colocar mi puño a través de…
- Discúlpeme señora, - un hombre la interrumpió, acercándose a Jill. - Su rostro juvenil parecía estirado por la preocupación.
-¿Sí? ¿Puedo ayudarte? – Jill preguntó.
- Creo haber perdido algo por aquí. – El hombre dijo – Me preguntaba si me podría ayudar a encontrarlo.
Levantándose de su asiento, Jill revisó a su alrededor.
- Bueno, no veo nada. ¿Qué exactamente estás buscando?
- Mi corazón. – dijo el hombre. – Creo que usted me lo robó en el momento en que llegó.
Al otro lado del asiento, Mina se rio disimuladamente. La cara de Jill se volvió amarga.
- Buen intento.
El hombre se sentó en el asiento junto a Jill y continuó.
- ¿Te gustó esa? Bueno, mi nombre es Jerry, y es un gran placer conocerla.
- Uh, Jerry, no recuerdo haberte invitado a que tomaras asiento.
- No importa, mi memoria también se vuelve un poco nublada, después de unos tragos. Tal vez pudiéramos discutir el tema de los problemas de memoria por teléfono. Claro, para poder hacer eso, yo necesitaría su número de teléfono…
- Adiós, Jerry. – dijo Jill.