Author: | Ainhoa Montañez, Elena Larreal, Myconos Kitomher | ISBN: | 1230001800067 |
Publisher: | Juan Carlos Rodríguez | Publication: | August 15, 2017 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Ainhoa Montañez, Elena Larreal, Myconos Kitomher |
ISBN: | 1230001800067 |
Publisher: | Juan Carlos Rodríguez |
Publication: | August 15, 2017 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
301 Chistes Cortos y Muy Buenos
Ainhoa Montañez
Una recopilación de chistes cortos y muy buenos. Una muestra:
–Hola, ¿tiene usted una película que se llama "Tu culo está estacionado”?
–¿Sabe el título en inglés?
–Sí. Your ass is park.
Adivina qué es: tiene ojos y no ve, tiene pico y no pica, tiene alas y no vuela, tiene patas y no camina, ¿qué es?
Un pajarito muerto.
Cuando en un hospital se termina la anestesia, se acabó lo que sedaba.
–Le has dicho a tu hermana que es fea y ahora está llorando. Ve ahora mismo y dile que lo sientes.
–Laura, siento que seas tan fea.
¿Qué tienen en común Batman, un submarinista y una persiana?
Que todos son persianas, menos Batman y el submarinista.
Un ratoncito paseaba con su madre por el campo y pasó un murciélago:
–Mamá, mamá… ¡Mira! ¡Un ángel!
En el médico:
–Señora, ¿usted tiene orgasmos?
La mujer se levanta un momento, abre la puerta y le grita al marido, que estaba sentado en la sala de espera:
–¡¡Manolo!! ¿Nosotros tenemos Sanitas, Orgasmos o Adeslas?
No dejes escapar esta oportunidad.
+
Se me va
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
El mejor chick lit en vena. Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
+
Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
—No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
—¿Y no dijiste nada?
—Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
—¿Y ahora lo estás?
—¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
—A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
—No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
—Qué agradable te has vuelto.
—Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
—Dios Santo...
—¿Qué pasa?
—Madre mía...
—¡Susan!
—¿No lo sientes? Te… te está bajando.
—¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Tres lecturas que te encantarán.
301 Chistes Cortos y Muy Buenos
Ainhoa Montañez
Una recopilación de chistes cortos y muy buenos. Una muestra:
–Hola, ¿tiene usted una película que se llama "Tu culo está estacionado”?
–¿Sabe el título en inglés?
–Sí. Your ass is park.
Adivina qué es: tiene ojos y no ve, tiene pico y no pica, tiene alas y no vuela, tiene patas y no camina, ¿qué es?
Un pajarito muerto.
Cuando en un hospital se termina la anestesia, se acabó lo que sedaba.
–Le has dicho a tu hermana que es fea y ahora está llorando. Ve ahora mismo y dile que lo sientes.
–Laura, siento que seas tan fea.
¿Qué tienen en común Batman, un submarinista y una persiana?
Que todos son persianas, menos Batman y el submarinista.
Un ratoncito paseaba con su madre por el campo y pasó un murciélago:
–Mamá, mamá… ¡Mira! ¡Un ángel!
En el médico:
–Señora, ¿usted tiene orgasmos?
La mujer se levanta un momento, abre la puerta y le grita al marido, que estaba sentado en la sala de espera:
–¡¡Manolo!! ¿Nosotros tenemos Sanitas, Orgasmos o Adeslas?
No dejes escapar esta oportunidad.
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Se me va
Elena Larreal
"Soy una persona muy sociable, aunque mis amigas no existan."
Elena, una esquizofrénica no tratada que habla con sus electrodomésticos, conoce a Román, un chico romántico capaz de hablar con los muertos. Pero también conoce a Hombre Misterioso, un joven que asegura haber absorbido durante el embarazo a su hermano gemelo y que tiene la capacidad de ponerla como una moto. Como pasa con todas las cosas buenas de la vida, Elena tendrá que elegir a uno de los dos. O quizá haya otra salida.
El mejor chick lit en vena. Un novela hilarante protagonizada por tres locos de los que te enamorarás.
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Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas
Myconos Kitomher
Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos.
Fragmento:
—No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello.
—¿Y no dijiste nada?
—Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales.
—¿Y ahora lo estás?
—¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, joder!
—A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías.
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado.
—No te muevas si quieres conservar las tripas dentro.
—Qué agradable te has vuelto.
—Culpa vuestra.
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso.
—Dios Santo...
—¿Qué pasa?
—Madre mía...
—¡Susan!
—¿No lo sientes? Te… te está bajando.
—¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así!
Tres lecturas que te encantarán.